LA ARDUA TRAVESÍA…

Dicen que Dios no juega a los dados… Es posible; debe estar demasiado ocupado en los espacios infinitos y todo debe tratarse de las formas rijosas del demiurgo de turno que actúa como jefe de obras de la realidad mundana…

No creo en las coincidencias; ni en el “todo está escrito”. Con los años, te das cuenta de que el devenir es un cúmulo de casualidades que escoge un trilero taimado de faz subrepticia con mucha mala baba.

Hay momentos en la vida en la que te dices a ti mismo: esto no puede ir a peor… Y te llegan dos tazas de desesperanza… Otras; te vas dando cuenta de que formas parte de una bufa representación teatral donde te toca ser el cocodrilo que llora porque va desnudo… Y todo el mundo te señala con el dedo…

Y encima; llegan las fechas ancestrales en donde todo son luces, canciones y compras desmedidas… Nadie sabe que celebramos en realidad… El solsticio de invierno o la segunda planta mágica de El Corte Inglés… El genocidio del pavo, el sacrificio del carnero o la crucifixión de la pata del marrano… El nacimiento y muerte de un niño palestino; la fiesta de las luces judías… O simplemente, que nuestra anfitriona acaba de terminar su cíclica órbita sobre el sol…

Son días extraños… De gatos sonrientes del país de las maravillas, encerrados en frías cajas científicas de experimentación… Todos queremos celebrar que el gato está vivo; pero, en el fondo, sabemos que en la caja solo queda su sonrisa cuántica… Y nos sentimos como el hidalgo castellano a la grupa del corcel de madera… Con los ojos vendados y escuchando las risas de los villanos…

Son tiempos de alipori; de golpes en el pecho y noches sin dormir por cumplir la ley anestesiando los principios morales…  ”Matar el nervio ético”; que decía Arendt…

Es largo este desierto que caminamos buscando una tierra prometida que no veremos… Viviendo una serendipia llena de paradojas… La ardua travesía entre el ángel que se cae y el simio que se levanta…

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